¿Cómo mantener la quintaesencia del lujo británico de Rolls-Royce? Hace más de una década esa era la pregunta que se planteaban los responsables de BMW, quienes acababan de hacerse con los derechos de una de las marcas más importantes en Inglaterra y en todo el mundo, no sin un efecto colateral que tendría consecuencias, la pérdida de la factoría de Crewe que junto con Bentley pasó a manos del Grupo Volkswagen.
Fue entonces cuando el señor Charles Henry Gordon-Lennox, que también ostenta el antiguo título nobiliario de Earl of March, llegó a un acuerdo con BMW para establecer la nueva sede de Rolls-Royce en Goodwood, junto al circuito en el que este Lord suele disfrutar de sus clásicos y en el que cada año se organiza el Festival de la Velocidad de Goodwood. A partir de ahí la tecnología, la estrategia comercial para llevar a buen puerto una empresa de lujo en el Siglo XXI y sobre todo el respeto a las tradiciones, nos llevan a la marca Rolls-Royce que conocemos hoy en día.
El éxito de Rolls-Royce en los últimos años se ha fundamentado sobre todo, en un modelo de acceso, el Ghost, y en su expansión en China y el área Asia-Pacífico.
Un uno de enero de 2003, hace ahora exactamente diez años, abría sus puertas la nueva factoría de Goodwood. No sin antes realizar una inversión descomunal de varios cientos de millones de libras (casi tantos como los que invirtiera BMW en hacerse con el nombre Rolls-Royce) y un proyecto para mimetizar la factoría con el entorno. El nuevo centro de diseño y construcción de Rolls-Royce debía combinar la necesidad de una línea de producción y ensamblado a mano con ciertas dosis de respeto medioambiental. Por no hablar del impulso económico que supondría para la zona una fábrica que estaba destinada a exportar más de un 90% de su producción.
En aquellos primeros días se inició la producción del Rolls-Royce Phantom a un ritmo de un coche al día, pero en menos de un año las reservas aumentaron y se establecieron nuevos turnos para fabricar tres coches diarios. Actualmente la producción diaria puede alcanzar los veinte coches al día. Pensemos también, que de los 400 empleados originales se pasó a los 1.400 que trabajan hoy en día en las oficinas y en la fábrica de Goodwood.
El éxito del Rolls-Royce Ghost hizo que en 2011 se alcanzase el mayor volumen de ventas conocido para Rolls-Royce Motor Cars, como marca contemporánea, pero también en los más de cien años de la marca de la doble erre.
Fuente: Rolls-Royce | Sussex Life